Los desafíos del desarrollo académico en Radiología son siempre crecientes. Por un lado aparece la necesidad o el interés de crear nuevo conocimiento, actualizar o complementar lo que ya sabemos, y últimamente se agrega el saber que tan bien respondemos a las inquietudes generadas por nuestros colegas clínicos. La labor de la interpretación de las imágenes, su precisión y asertividad sólo rinde frutos cuando va aparejado con el hecho de transmitir información válida y útil para el médico que solicita el estudio. Este concepto es transmitido por generaciones de radiólogos en el proceso de formación de nuevos colegas, sin embargo, comprobar que esta acción realmente se cumple no es tan habitual.
El informe radiológico es la expresión de la habilidad y conocimiento de interpretar las imágenes, lo cual necesariamente va asociado a la aptitud de poder transmitir esos elementos en un lenguaje claro, certero e idealmente breve. La necesidad de inmediatez de resultados, generado por una medicina cada vez más dependiente del apoyo diagnóstico de las imágenes, no puede hacernos abandonar la ruta de una mejor aproximación a la patología de nuestros pacientes. Sólo en la medida que podamos recoger la inquietud clínica, y canalizarla adecuadamente, seremos útiles integrantes del equipo tratante.
